EN BUSCA DE LA CALIDAD EN LA VIS
Compensar, en alianza con el Observatorio de Vivienda de la Universidad de los Andes, adelanta iniciativas que están promoviendo la calidad como un componente fundamental en la construcción de viviendas de interés social.
La Caja de Compensación Familiar Compensar y el Observatorio de Vivienda de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes, lanzaron en 2017 una serie de iniciativas que están promoviendo una mayor calidad en la construcción de proyectos de viviendas de interés social (VIS), que además considera la productividad del entorno como un factor determinante para beneficiar a los habitantes de los proyectos.
La meta es construir en los próximos cinco años 35.000 unidades de vivienda según los parámetros de calidad definidos dentro de la alianza, y generar un impacto positivo en el bienestar de las personas que habitan estos proyectos. Esto medido a través de unos indica- dores alineados con los objetivos de desarrollo sostenible en términos de salud, educación, alimentación, ocio, entre otros.
El gerente de Subsidio y Vivienda de Compensar, Carlos Andrés Rodríguez, explica que “veníamos desarrollando proyectos de vivienda con diferentes empresas constructoras, pero encontramos la necesidad de hacer una reflexión sobre la calidad de la vivienda de interés social, así como del impacto que tiene esa calidad sobre la vida de las familias que las habitan”.
A partir de ello, la Caja de Compensación, el Observatorio e Ingeurbe lanzaron un concurso inter- nacional de vivienda social que dejó como resultado un proyecto de vivienda con mayor calidad y sin ir en detrimento de la rentabilidad para el constructor. Así nació Porto 13, en Bogotá, don- de se desencadenaron una serie de acciones que abrieron la posibilidad y viabilidad para que los constructores consideren nuevas prácticas y procesos que le aporten a la calidad integral de los proyectos VIS.
“El resultado en Porto 13 fue más que satisfactorio. Se trató de un proyecto de 1.600 unidades de vivienda que, por sus atributos de calidad, se vendió completamente en seis meses en medio de la pandemia, bajo un mecanismo de venta virtual. El aprendizaje: invertir en la calidad mejora el flujo de caja del inversionista, del proyecto, la rentabilidad y los costos son retribuidos en términos financie- ros”, asegura el directivo de Compensar.
LA APUESTA CONTINÚA
El director del Observatorio de Vivienda, Diego Velandia Rayo, explica que para mejorar la calidad de las viviendas “se requiere romper paradigmas y más voluntad política. Para el Observatorio el aspecto de mayor potencial para inyectar calidad en los proyectos se relaciona con los beneficios a la comunidad que se asocian a la mezcla de usos. Hay que entender que los hogares requieren de equipamientos e infraestructura cercana para desarrollar actividades: servicios, trabajo, educación, comercio, recreación, entre otros: y, además, que los espacios comunales de calidad pueden aportar a la creación de comunidades sostenibles desde el punto de vista social, económico y medioambiental”.
Teniendo en cuenta esa y otras variables, nació este año el Concurso académico: Ideas para un hábitat productivo y de calidad, donde participan estudiantes de las facultades de arquitectura de varias universidades del país con iniciativas que consideran tres ámbitos territoriales diferentes: rural; consolidación de casco urbano e intervención en tejido urbano consolidado. También, se lanzó la segunda convocatoria pública Proyectos Ejemplares 2021, en el que participan todos los actores relacionados con la gestión, diseño, construcción, promoción y uso de proyectos de vivienda urbana y rural, con el objetivo de identificar, seleccionar y ex- poner los proyectos de vivienda de mayor calidad en Colombia y así poner en evidencia buenas prácticas desde aspectos urbanos, constructivos, estructurales y de gestión.
Esta convocatoria comenzó su etapa de registro el 17 de agosto y cerró el 3 de octubre. Posteriormente, del 4 al 6 de este mismo mes, se evaluaron, según los criterios establecidos, las iniciativas inscritas, y finalmente, el próximo 23 de noviembre se publicarán los proyectos con mejor calidad en el Foro académico de vivienda 2021: calidad y productividad en el hábitat, la última iniciativa de esta alianza.
Después del evento se realizará una publicación especializada que recopilará todo el proceso y la participación de actores públicos, privados, profesionales y académicos. Esta busca aportar a la reflexión sobre la vivienda social, la construcción de colectivos productivos y las ciudades de calidad, como propósito de largo aliento que permitirá cambiar los paradigmas.
“Lo interesante de lo que está pasando es generar esos espacios donde los diferentes actores que hacen parte de la cadena de valor de la actividad edificadora escuchen y tengan la voluntad de hacer las cosas de una manera diferente o por lo menos intentarlo”, enfatiza el director del Observatorio. El propósito de estas iniciativas encontró su razón de ser en la oportunidad que Compensar, el Observatorio de Vivienda de la Universidad de los Andes y constructores de vivienda aliados identificaron en materia de calidad para las viviendas de interés social que se construyen en Colombia. La metodología de evaluación del Observatorio se empieza a construir a partir de una revisión exhaustiva de referentes a nivel nacional e internacional, así como conversaciones con constructores y promotores para entender sus puntos de partida. Finalmente, hubo un trabajo con residentes para comprender las necesidades del usuario. A partir de esa investigación se han realizado procesos de revisión y ajustes que han permitido consolidar una batería de indicadores relevante, actualizada y coherente con el contexto colombiano. Hoy se trata de un sistema de evaluación compuesto por 132 indicadores y tres ámbitos (ciudad, escala intermedia y unidad) que se descompone en ejes estratégicos. La evaluación permite identificar fortalezas y debilidades en los proyectos, tomar acciones correctivas en los procesos de diseño y construir criterios para tener en cuenta en el desarrollo de futuros proyectos.
ROMPIENDO PARADIGMAS
Las empresas promotoras o constructoras pro- mueven los proyectos de la misma forma siempre: gestionan el suelo, estructuran el producto y venden, pero la concepción del hábitat va más allá de proveer un techo para vivir, debe proveer soluciones integrales donde la comunidad sea el centro de los proyectos.
Así lo señala el profesor del Departamento de Arquitectura y Coordinador de la Maestría en Gestión Estratégica de Proyectos de Arquitectura de la Universidad de los Andes, Rafael Villazón Godoy, quien propone que “se debe cambiar de paradigma, es decir, no proveer las viviendas con los equipamientos como normalmente se desarrollan los proyectos, sino entender que se deben construir comunidades productivas porque el aspecto económico es primordial en la vida de las personas para poder acceder a servicios y escalar socialmente”.
Para hacerlo, explica que los constructores o promotores deben adquirir nuevas capacidades de gestión o aliarse con otras instituciones que les permita ampliar el espectro del negocio a la operación. Lo anterior supone involucrarse en manejo de activos por muchos años, entender que la rentabilidad de los proyectos no viene de la venta sino de la operación y cambiar la manera de hacer las cuentas y los objetivos plantea- dos en la etapa de planeación.
“En este esquema el estado y las cajas de compensación son actores determinantes. En otros países el estado construye viviendas con altos estándares, porque funcionan como operadores de los proyectos, a los que los usuarios acceden a través de un arriendo. Se trata de darle la posibilidad a una persona de acceder a una vivienda de muy buena calidad, en un lugar donde también resolverá su subsistencia y en donde podrá desarrollarse de manera integral”, puntualiza el profesor de la Uniandes.