Este abogado se ganó a pulso el respeto de sus colegas y de un país que reconoce su legado.

Un hombre de familia, elegante, visionario, cercano y humano con sus trabajadores, con una tenacidad capaz de sortear las situaciones más difíciles, así recuerdan a Pedro Gómez varias personas vinculadas al sector constructor que honran el legado y el lugar especial que ya tiene su sello en la historia de Colombia y su desarrollo. 

Era, según recuerda Roberto Moreno, presidente de Amarilo, una persona muy correcta y profundamente comprometida con el país. “Estaba involucrado en diferentes causas y organizaciones que trascendían su papel de desarrollador inmobiliario. Y, como persona, era muy detallista, siempre pendiente de la familia, sus amigos y colaboradores”, asegura Moreno. 

Este abogado, que llegó al sector constructor para hacer la diferencia, se ganó a pulso el respeto de sus colegas y de generaciones más jóvenes que lo consideraron su mentor: “Conocí a Pedro durante más de 30 años. El primer acercamiento lo hicimos en la Federación de Profesiones Inmobiliarias (FIABCI), donde era parte del Consejo de la Orden FIABCI, que entregaba las medallas al mérito inmobiliario”, señala el constructor Luis F. Correa, quien agrega que luego la relación fue más cercana.

“Fui testigo de cómo en la crisis de finales de los noventa tuvo que salir de la operación de los hoteles y se dedicó a la construcción, pero luego, cuando quise sacar mi primer libro, me llenó de orgullo el prólogo que hizo para esta publicación, sin importar que estuviera fuera del país y enfrentando problemas de salud a causa de un cáncer. Sacó el tiempo y fue un texto serio y bonito”, recuerda Correa.

Muy en sintonía con el eslogan de su empresa Pedro Gómez y Compañía, “Un mejor modo de vivir”, este visionario dejó huella, no solo como el ‘padre’ de los centros comerciales de Colombia –Unicentro Bogotá, su ‘hijo mayor’, es uno de ellos, 46 años después sigue vigente y es ejemplo para el país–, sino a través de proyectos de vivienda que, como lo asegura Luis F. Correa, brillan por su excelencia y características como Metrópolis, Entre Ríos o Unicentro.

Su tenacidad a prueba de caídas fue una de las grandes lecciones que dejó. Con la fuerza de un grande echó mano de una determinación férrea para levantarse y seguir construyendo sus sueños como un mensaje del amor y el respeto por su oficio. 

Así lo recuerda Martha Moreno, exgerente de Camacol Bogotá y Cundinamarca: “Tuvo un respeto gigante por nosotras, quienes éramos las líderes gremiales en su momento; en mi caso, por mí y por mi trabajo, transmitiéndonos un compromiso permanente por su gremio, sin importar las dificultades que estuviera atravesando”, señala Moreno, quien también resalta su sensibilidad a través de la construcción de centros comerciales y proyectos inmobiliarios de altísima calidad, con un cuidado especial en el urbanismo.

También se le recuerda como un ser cercano y muy humano. Según Gabriel Flórez, periodista especializado en los sectores constructor e inmobiliario, era un visionario, pero sobre todo un gran ser humano. “Tuve la oportunidad de entrevistarlo después de la crisis de finales de los 90 y me impactó cómo expresó la forma en que le afectó tener que prescindir de varios de sus colaboradores, pero también la manera en que logró ajustar una nueva etapa de la empresa, luego de los inconvenientes, para que algunos retornaran a sus trabajos porque entendía que de ello dependían familias”, comenta. 

Queda el sello de un gigante del que hablarán las próximas generaciones y un legado visible de su genialidad que demuestra que a través de la construcción sí se puede entregar “Un mejor modo de vivir”. 

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“Pedro Gómez nos dio lecciones importantes en un sector que ha sido históricamente muy cíclico: no desfallecer ante las caídas o los obstáculos, y siempre honrar su palabra y sus compromisos”, Roberto Moreno, presidente de Amarilo.

“Este visionario dejó huella, no solo como el ‘padre’ de los centros comerciales de Colombia, sino a través de proyectos de vivienda”, Luis F. Correa.